jueves, 26 de febrero de 2009

TENEMOS UN JÚBILO SUBLIME Y ETERNO.

Mex Suarez y Melisa Barrios Hermosa.
foto: Gabriel Suarez.

Hebreos 10:9 dice:

He aquí que vengo, oh Dios para hacer tu voluntad; quita lo primero para establecer esto último.

En este pasaje queda claro que esta resaltando el ministerio de Jesucristo. Dice quita lo primero para establecer lo último. Sabemos que el Sumo Sacerdote, entró en el Lugar Santísimo, no creado por manos, no con sangre de becerros, sino con su propia sangre. Vale aquí aclarar que en el antiguo pacto con la ley mosaica, era necesario que el sacerdote sacrificara un becerro por sus propios pecados y un cordero por el pueblo entero, para la nación. Y según los estudiosos, de todos los animales, el becerro es el que más sangre tiene. Qué quiere decir: que si se puede sacar el mástil de luz de los ojos, recién ahí podrían sacar el mondadientes de su vecino. Necesitaba más sangre por sus pecados para después ministrar a la nación.

Se acuerdan cuando Cristo salió de la tumba?. Parece que María Magdalena, era la más creyente. Ella sí estaba. Los apóstoles no. Sale Cristo de la tumba, está parado afuera y está en camino al Territorio Bendito; María de Magdala reconoce a Jesús, se acerca a Él y quiere -se presume- abrazarlo o besarlo con alegría. Cristo le dice: ¡¡No me toques!! ¡¡Aún no he subido al Padre!! Qué analogía!!!. Con el Antiguo Testamento porque cuando el sacerdote de aquel entonces entraba, se quitaba sus atuendos de gloria, entraba al Lugar Santo y entregaba la sangre por el pecado del pueblo. Y Dios corroboraba con su gloria que ese ofrecimiento de sangre sólo iba a perdonar pecados por un año; o sea: no los quitaba, sino es como si fuera que se los olvidaba por un año; le daba una especie de autorización o de licencia temporal. Que no fue creada para quitar pecados, sino para tener reminiscencia de que en nosotros hay pecados que no podemos sacarlos.

Una vez terminada la tarea, se ponía su vestido de gloria y salía por la cortina hacia el andén. A ese acontecimiento, en hebreo, se le llama PAROUSSIA. Esto es importante, porque con el advenimiento de Jesucristo, en griego, también se llama PAROUSSIA. Nuestro Supremo Ungido entró al Lugar Bendito, cumpliendo con las características de los hombres de aquellas épocas. Y de hecho cuando el sacerdote salía, me imagino que miles de millones de judíos lanzaban un clamor de gozo al cielo, saltaban y danzaban glorificando a Dios y cantando, porque sabían que tenían para vivir doce meses bajo la misericordia de Dios.

Pero con el sacrificio que hizo Jesucristo, tenemos una PAROUSSIA mayor, tenemos un júbilo sublime, y tenemos derecho, cuando el rey de gloria venga a buscarnos así como Él nos prometió, allí seremos espectadores de billones y billones de creyentes que han de abrir los ojos cuando se desgarren los cielos, y la PAROUSSIA de Cristo regrese en gloria expiando pecados por Vida Eterna.

La PAROUSSIA, eterna es, A LOS PIES DEL MAESTRO

No hay comentarios:

Publicar un comentario