martes, 24 de febrero de 2009

EL CREADOR DEL UNIVERSO NOS OFRECE.

Foto:José Ma. Barrios Hermosa-Posadas-Misiones

"Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra".

Salmo 2:8

Dios Mío!!! Es tan sencillo supuestamente esto de PIDEME, qué tal eh? Si algún archimillonario anuncia en un periódico cualquiera diciendo pídeme, y te daré. Sin ninguna dudas que marcharíamos empujándonos unos a otros para pedir y recibir. Sin embargo el Creador del Universo nos ofrece y nosotros haciendo caso omiso seguimos encadenados con angustias, resentimientos, enfermedades, y tantas otras cosas que no podemos parar para reflexionar y darle el valor real de lo que es ser un heredero de Dios. Realmente necesitamos ser purificados, efectivamente es menester que pasemos por pruebas, para ser refinados como el oro primoroso. Cuántas personas andando por el mundo con enormes talentos y que hoy están quedadas, que puedan usarlas para bendición y multiplicarlos para su gloria y beneficio de los demás. Dios permita que esos talentos, acaso ocultos, enterrados, guardados debajo de telas, como velados por telas de araña, los pongan en esas manos y que los vuelvan a utilizar. Que sean en sus manos como un adorno precioso, como un brillante, como un instrumento musical entonado. Qué hermoso sería que el Espíritu Santo viniera sobre toda la humanidad, que la tierra se conmueva con su gloriosa silueta y que la gracia que hemos deseado, los dones que hemos anhelado, se viertan sobre nuestras vidas. Y que la protección de los ángeles de nuestro Creador sea sobre nosotros. Suplico al Dios Altísimo que su divina presencia nos haga sentir los latidos de su corazón y que lo podamos sentir que está con nosotros hasta el fin del mundo, y entonces entenderemos que para el que cree, todo le es posible. Imploro al Rey de reyes que nos dé SABIDURIA de la Palabra y que nuestro espíritu sienta que esa Palabra de Dios nos alumbra el camino y nos conduce al final de la victoria que es la plenitud de la vida.

Vivamos A LOS PIES DEL MAESTRO.

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