lunes, 9 de febrero de 2009

VENTE...a los PIES DEL MAESTRO.


No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto..."San Juan 15: 16a

Aquí Jesucristo deja claro que no debemos callar la grandeza y el poder de Dios para poder ganar, y arrancar de la mano del enemigo a aquellas personas que están condenadas. De hecho que cuando Dios dio aliento de vida en Adán y Eva, también dio recomendaciones. Dios al primer varón y a la primera mujer, les encargó que debieran transmitirla. Sin dudas que la ley natural de la vida nos lleva a buscar lo espiritual. Hemos nacido del Espíritu para producir vida. Y cuando una persona tiene un encuentro con Jesucristo, sea porque cualquiera de nosotros hayamos dado el mensaje, no debemos ignorar que esa experiencia afecta nuestra vida también, trayendo bendición sobre nuestra vida. Nos hace partícipes de la paternidad divina. Cada palabra que decimos, cada cosa que hacemos en el nombre poderoso de Jesús, lleva en sí la semilla de la vida eterna. Nosotros jamás podríamos imaginarnos el alcance que puede tener nuestra actividad en la obra de Dios. Por eso es tan importante comprender, que Jesús no sólo nos da su amor para que lo guardemos para nosotros. El Señor desea que seamos canales de ese amor para compartirlo con los demás. Si hay más amadores de Dios y además fructíferos es obvio que tendremos más sembradores de FE, ESPERANZA y AMOR en el mundo.
Vente… a los Pies del Maestro.

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