domingo, 8 de febrero de 2009

No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande,




"Y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat, Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios”.

2 Crónicas 20:15

Ésta es una historia llena de FE, de sumisión de parte del rey Josafat y el pueblo todo, Josafat estaba atravesando un momento muy amargo, amenazado de ser aplastado y destituido de su reino. Habla la escritura que una gran cantidad de ejércitos del otro lado del mar venían para abatir a Judá. Pero Josafat en su desesperación, reconociéndose pequeño y débil humanamente se refugió en Dios. Tal vez se acordó que el rey David decía: Tú eres mi refugio y mi pronto auxilio en la tribulación. No nos olvidemos que a Dios le agrada el corazón humilde, además el rey, cumplió con otros requisitos para recibir la asistencia celestial que son: el ayuno, la oración y glorificar el nombre de Dios en alabanzas.

Pero guardémonos de querer manipular la voluntad de Dios con ayunos. Seamos sabios y entendamos que el ayuno debe ser realmente por la necesidad que vivimos interiormente y por las urgencias con que nos encontramos en algunas ocasiones.

Si leemos este pasaje con la luz del Espíritu Santo, nos damos cuenta que la esencia de un corazón humilde se refleja en la oración, declarando que nada somos sin Él; pero que con Dios “somos más que vencedores en el nombre de Jesús”.

En nuestros gemidos y en los momentos más difíciles hemos experimentado la mano poderosa de Dios a favor nuestro. Sin dudas la Fe es un arma muy efectiva para la metamorfosis y triunfo espiritual. La Biblia está llena de relatos reales, verdaderos ejemplos para ser imitados, pero debemos ser sensatos de no perder de vista que Dios está permanentemente con nosotros para socorrernos como premio de haber confiado en Él.

Mantengámonos seguros... A LOS PIES DEL MAESTRO.

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