martes, 24 de marzo de 2009

PIDE Y RECIBIRÁS...


“Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido”.

San Juan 16:25

Quisiera analizar contigo este pasaje tan lleno de esperanzas. TENGAMOS PRESENTE que la ausencia de gozo y sentirse constantemente deprimidos o confuso espiritualmente, son señales que internamente hay desequilibrio. Sin dudas nadie puede ser feliz en esta situación. Y esto, nos lleva a producir una condición física o psíquica desfavorable.

Pero quiero gozarme contigo haciéndote acordar que Dios en este tiempo, restituye el poder a su iglesia (a tí y a mí) y no porque haya retirado alguna vez sino que ahora estamos entendiendo cómo se mueve el reino de Dios. Se está derramando los dones, para que se produzcan sanidades interiores. Imperiosamente el espíritu del hombre debe ser sanado. El gran estadista y rey David dijo: Ten piedad de mí, Señor, que estoy sin fuerzas. ¡Sáname que mis huesos están desmoronados! Al corazón contrito (arrepentido) y humillado, Oh Dios, no lo desprecies. Mírame, Oh Dios, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido. Este es el gemido de la esencia frente a una gigantesca amenaza interna.

Algunos en estos tiempos están sin fuerzas, tal como se consideraba David, derribado. Van a hacerse examinar, no aparece nada en las placas, ni en los análisis. Y se preguntan: entonces… ¿qué tengo? qué me pasa? Y ése es el momento donde se debe buscar el problema en el interior, lo que viene fastidiando por semanas o por años. Es necesario indagar el origen del sufrimiento y el desconsuelo. Y recién ahí podremos hallar el por qué de la consternación, descubriéndonos que hay cosas en nuestro interior que necesitan ser sanadas.

Elevemos juntos una plegaria para que el Altísimo sane las heridas de las almas, los quebrantos de los corazones y seamos personas libres en el cuerpo, alma y espíritu.

Sanémonos a LOS PIES DEL MAESTRO

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