miércoles, 21 de enero de 2009

ANTES QUE VENGAN LOS DÍAS MALOS,



Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: NO TENGO EN ELLOS CONTENTAMIENTO;

Eclesiastés: 12-1

Qué maravilloso es ser diligente y encontrarlo temprano a nuestro Creador. Con qué ventaja caminamos por este mundo lleno de serpientes y escorpiones, cuando verdaderamente reconocemos que somos hijos del Dios Altísimo. Y siendo herederos de tanta Gloria para compartir con los moribundos espirituales.

Saber buscarlo y sobretodo encontrarlo en nuestra juventud es la RIQUEZA sin igual que podamos poseer, porque en Dios no hay escasez, no hay aflicción, no hay decepción. Somos sabios si no perseguimos la gloria de este mundo, que es simplemente como una hierba que nace hoy y fenece cuando se esconde el sol.

Sin dudas en este pasaje, el autor nos insta en que meditemos sobre nuestro natural conocimiento de la VIDA y la MUERTE.

Si fuéramos buenos observadores veríamos que por más años que vivamos y más gozos que tengamos, las aflicciones, los días grises abundan.

Conozcamos a Dios y sus caminos, acéptemeles también como el absoluto Creador y que todas las cosas que hace son perfectas siguiendo la lección de su propia voluntad.

Busquemos su rostro y entablemos relaciones con Él, en la madrugada de nuestra vida,

-juventud- antes que los desengaños de nuestro caminar, -vida- endurezca nuestro corazón.

Vayamos: A los Pies del Maestro.

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